13/5/13

El Museo Thyssen en 140 caracteres


La última iniciativa del Museo Thyssen-Bornemisza, llevada a cabo por su director artístico, Guillermo Solana (@guillermosolana), consiste en ofrecer lecciones de arte en 140 caracteres. A través de la red social Twitter, el Museo acerca su colección al público con un procedimiento ameno y participativo.


Cada tarde, a las 18 horas, Guillermo Solana nos deleita con una clase sobre alguna de las obras de la colección del Museo Thyssen. Es una buena manera de aprender y disfrutar del arte desde cualquier lugar. Además, si no puedes seguir la clase en directo, podrás leerla en cualquier momento a través del hashtag #thyssen140 o en el Storify del Museo:

http://storify.com/museothyssen

¡Que lo disfrutéis!



11/5/13

De lo sublime en el arte


"El aspecto de una cadena de montañas cuyos picos nevados se pierden entre las nubes, la descripción de una tormenta o la que hace Milton del reino infernal, nos producen un placer mezclado con terror. El espectáculo de los prados poblados de flores y los valles surcados por arroyuelos, y donde pacen los rebaños, nos producen también un sentimiento agradable, pero plenamente gozoso y amable... La noche es sublime, el día es bello. Los que poseen el sentimiento de lo sublime están inclinados hacia los sentimientos elevados de la amistad, la eternidad, el desprecio del mundo, el silencio de las noches de verano tachonadas por la temblorosa luz de las estrellas y la solitaria luna en el horizonte. Lo sublime emociona, lo bello encanta. Lo sublime terrible, cuando se produce fuera de lo natural, se convierte en fantástico”.

I. Kant.

3/5/13

El traje de chamán, vehículo para contactar con las fuerzas del Caos


Hace unos días, Mercedes García, de Contemplando al público, fue entrevistada por la agencia de información EFE en relación a los trajes expuestos en la exposición Maestros del Caos. Artistas y chamanes, una muestra que se puede contemplar en CaixaForum Madrid hasta el 19 de mayo.



Los trajes de estos maestros del caos o mediadores están plagados de significados y son mucho más que un mero disfraz. Entre los aspectos simbólicos más comunes que podemos encontrar en estos trajes se encuentran los flecos, los cuales aludirían a las plumas de las aves que permitirían a estos chamanes (en lengua tungu siberiana, 'schaman' significa el que sabe / la que sabevolar al registro superior del Universo y contactar con las fuerzas del Caos. 



Y es que para muchas de estas culturas y tradiciones, el mundo estaría dividido en tres registros: el superior, donde habitan las fuerzas encargadas de propagar el Caos y con las cuales el chamán debe mediar para restablecer la armonía; el intermedio, donde nos encontraríamos los seres humanos que padecemos los efectos del Caos y el Orden; y un mundo inferior en el que se encontrarían las almas de los difuntos y que generalmente se relaciona con un espacio acuático (por eso el traje de chamán suele tener alusiones a animales acuáticos como peces o nutrias).



Las fuerzas del Caos son una serie de deidades ambiguas que siembran el Caos de manera inevitable (guerras, desastres naturales, muertes, enfermedades, malas cosechas...). Ya que el Orden no permanente, ni tampoco el exceso de orden es siempre positivo (totalitarismos, rutina, etc.), lo ideal sería aprovechar el Caos en nuestro favor, el cual se puede convertir en caos liberador, creador, o incluso hacer avanzar los sistemas.





Para más información, os dejamos los enlaces de algunas noticias que han tomado esta entrevista realizada por EFE.














16/4/13

Nos trasladamos a la antigua Mesopotamia con la exposición 'Antes del Diluvio'


Os dejamos la entrevista de Cadena Ser a Mercedes García, de Contemplando al Público, sobre la exposición 'Antes del Diluvio. Mesopotamia 3500-2100 a.C.'






4/6/12

'Gracias' no es una palabra, es un sentimiento

La Nueva Museología ha otorgado un especial interés a la satisfacción del público que visita los museos (u otro tipo de institución cultural). A la necesidad de conseguir una visita agradable, instructiva, cómoda, divertida, completa.

Si bien es cierto que las visitas a instituciones culturales producen cansancio físico y, en ocasiones, también mental, los visitantes son un pilar fundamental en los museos, y acuden a ellos porque, en definitiva, les aportan algo, y algo bueno. Si no, no irían.

Dos visitantes observan el cuadro de Henri Matisse 'Ninfa y Fauno'

Existen numerosos estudios de público y otras investigaciones en torno a los visitantes de museos que elaboran estadísticas sobre los perfiles de estos. Evidentemente no todos los que acudimos a un museo u otro tipo de institución cultural lo hacemos con los mismos objetivos. Somos ante todo personas, y como tales, aunque pertenezcamos a una sociedad, somos seres individuales, lo que hace que cuando visitamos un museo esperemos llevar a cabo una búsqueda personal, íntima.

Y en esta búsqueda personal quiero detenerme. Sobre todo quiero hacer hincapié en la satisfacción que nos produce lo encontrado. En ese momento en que sentimos que lo que vemos, oímos, tocamos, nos conmueve. En esa sensación de intimidad, de revuelo de pensamientos, de calma, de agitación, de dolor, esa sensación de furia, de complacencia, de emoción. De conexión con quien ha creado lo que vemos, oímos, tocamos...
Joan Miró, 1978





¿Qué ocurre cuándo llegamos a esa conexión? Yo creo que en ese momento estamos agradeciendo. Agradecemos la experiencia y, en cierto modo, satisfacemos a quien la ha producido. Decía Cicerón que "la gratitud no es sólo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás".






Para dejar testimonio de esa gratitud mutua que se produce entre emisor y receptor, terminaré con una cita de Mozart sobre una experiencia vivida como pianista ante su público:

"(...) quedé muy contento del público vienés que, con sus interminables aplausos, me obligó a empezar de nuevo. Pero lo que todavía me gustó más fueron los gritos de ¡bravo! y el sorprendente silencio que hubo mientras yo tocaba. Tratándose de Viena, donde hay tantos y tan buenos pianistas, ya no me podía ir mejor..." (Martorell, 1991). 


Gracias.

14/5/12

NOSCE TE IPSUM


“La cara es el espejo del alma… y los ojos sus delatores”. “En los ojos y en la frente se lee el corazón”. “Por la catadura se conoce a la criatura”. “Bienes y males, a la cara salen”.

Verdad o no, lo cierto es que la cara, el rostro, nuestra imagen, sentencia el paso del tiempo. Sí, porque el tiempo pasa, pasa más lento o más deprisa, pero pasa. Si no, preguntémosle a los espejos. ¿Qué son los espejos?




Los espejos nos devuelven nuestra imagen, provocan el reflejo más o menos fiel de nuestro rostro y, en definitiva, nos retratan. Quizás sea el retrato más directo que podamos obtener y, por tanto, la visión de nosotros mismos en la que más confiamos (prácticamente) a diario.

Si trasladamos este concepto al campo artístico nos encontraremos con un soporte, el espejo, y una materia, nosotros, los retratados. ¿Y la técnica? La técnica es el tiempo. Pero… ¿quién es entonces el artista?

Ante este desparrame de ideas, el artista elegido es Michelangelo Pistoletto. Él mismo se dio cuenta siendo muy joven de cómo el reflejo que le devolvía el espejo era más que eso, era él mismo ante los cambios producidos por el paso del tiempo. Por tanto, Pistoletto inició en su trayectoria artística una serie de obras conocidas como Mirror Paintings, en las que el soporte usado era el espejo.



“Sentí que veía el mundo tal cual era, la realidad pura. El universo como fisicidad se convertía en parte del cuadro. Además, no solo estaba yo. El cuadro se poblaba de personajes con todos los que lo observaban o simplemente se reflejaban al pasar”.


Más allá de este soporte que no deja de ser una superficie reflectante, los espejos de Pistoletto conllevan una misión: que el propio público que los contemple sea la obra de arte. En definitiva, que se muestre la realidad más real, la más efímera, la más comprometedora. Pero… ¿cómo se siente el público ante tales obras de arte? 

El espejo "nos enseña todo lo que está detrás de nosotros y nos obliga a considerar el espacio y el tiempo que se extiende a nuestras espaldas". En él, “la humanidad se mira a sí misma con la perspectiva de un retrovisor, como si estuviera examinando todo lo que ha hecho".





En mi experiencia personal, la reflexión fue instantánea: pese a estar en un espacio lleno de gente y multiplicado de espejos, la preeminencia del vacío era absoluta. Quizás Pistoletto pretendía crear en nosotros ese halo de ausencia en la existencia. Sin duda, el impacto con la realidad es absoluto. Nos conocemos a nosotros mismos.

Y tú, ¿qué ves?


27/4/12

El público que contempla, el público contemplado



“Partiendo de la posición de intruso apenas tolerado, (…) ha progresado hasta convertirse en el centro del constructo intelectual que es hoy el museo”.

Escena de la película Bande à part, de Jean-Luc Godard, 1964.


Estas palabras de K. Schubert reflejan la evolución del público. Una evolución que le ha llevado a convertirse en el centro del museo, pero también en el núcleo de cualquier otra institución cultural.

La cultura no se entiende sin el público. Pintura, teatro, cine, música… Todas viven y mueren por él. Por ese público del que tanto se ha hablado y que, sin embargo, sigue teniendo a su alrededor muchos interrogantes abiertos.

¿Cuál es el origen del público? ¿Por qué los museos están masificados de gente? ¿Es el público pasivo o activo? ¿Le gusta al público la manera en que se le trata? ¿Privado o público? ¿Piensan los artistas en el público? ¿Y quién es el público? ¿Visitantes o clientes? ¿Se puede estudiar al público? ¿Es el público creador? ¿Qué quiere el público? ¿Es el público sinónimo de éxito?

Desde Contemplando al público pretendemos acercarnos a esta oleada de preguntas y todas las que surjan por el camino. Desde aquí os invitamos a reflexionar y participar en la resolución de las mismas. ¿Pensamos juntos?